Todos nos hemos enfrentado a un compañero de trabajo que no nos cae tan bien, a un jefe que nos da miedo o simplemente a un ambiente de trabajo en el que sentimos que no acabamos de encajar; en el peor de los casos nos hemos llegado a topar con acoso laboral o sexual, racismo, homofobia, entre otras situaciones que pueden hacernos llegar ante un juez. Muchas veces achacamos este tipo de problemas a cuestiones personales entre colaboradores, pensamos que están fallando nuestras estrategias de comunicación o que, simplemente, hay un “mal ambiente”, pero la pregunta sería… ¿y si no?
Buscar al mejor talento no siempre significa buscar al más habilidoso, sino también a quienes tengan calidad humana, buena inteligencia emocional y disposición para el trabajo en equipo. Como empresa puedes mantener tus canales de comunicación activos y en buen estado, generar comunicación constante, pero si los colaboradores son quienes crean el ambiente tóxico, tus intentos por mantener un buen ambiente laboral pueden ser ¡fumigados! Además del daño moral a los colaboradores, a largo plazo, esto derivará en baja productividad, separación laboral, rotación constante de personal, cero compromiso, entrenamiento incompleto y finalmente… ¡La quiebra! Eso es algo que nadie quiere escuchar, y como nos gusta decir en este blog, el recurso más importante de tu empresa es el talento.
De acuerdo con la encuesta Tendencias del Entorno Laboral en México 2018 (TELM), cuando se les preguntó a los colaboradores mexicanos, “¿Qué te motiva a desempeñarte mejor en tu actual o más reciente empleo?”, los resultados arrojaron al ambiente laboral con un 40 por ciento, por encima de tener un buen líder con un 37 por ciento, y tan sólo diez puntos por debajo del sueldo, que tiene un 50 por ciento. ¿Coincidencia? No lo creo. Esto quiere decir que el buen ambiente laboral compite directamente contra el sueldo en cuestiones de productividad y de retención del talento.
Síntomas de que tu empresa está enferma
¿Existe miedo y desconfianza?
Uno de los factores principales es el miedo y la desconfianza. Por ejemplo, si quien debe ser el líder sobrereacciona o carece de inteligencia emocional para solucionar ciertos problemas o delegar labores (o empodera a quien no debe y carga de trabajo a los demás), los colaboradores comenzarán a sentir desconfianza, hacia el líder y sus compañeros, causando que no quieran hablar sobre sus inquietudes, metas, propuestas o problemas.
¿Existe alta comunicación informal?
No es posible controlar (y no tenemos por qué hacerlo), lo que se dice informalmente entre los colaboradores, pero cuando existe una alta comunicación informal o radio pasillo que sobrepasa a la comunicación interna o entorpece el funcionamiento de nuestros canales de comunicación institucional entonces debemos comenzar a preocuparnos. Actuar ante esto es la clave, ¿de qué y por qué están hablando? si la información agravia a una persona en concreto o a un área particular podría estar siendo el reflejo de las malas prácticas.
Somos seres sociales, que se ven afectados directamente con la interacción entre ellos, por eso debemos cuidar el buen ambiente laboral y asegurarnos de que tengamos a los colaboradores que lo generen.
Identifica la enfermedad
No queremos decir que, necesariamente uno de nuestros colaboradores es como se dice “la manzanita podrida”, pero sabemos que hay actitudes recurrentes que en un ambiente de trabajo pueden llegar a lastimar la convivencia día a día.
¿Es acaso la bacteria de los chismes?
Los chismes son una señal de que algo no va nada bien, por eso es necesario identificar a los actores que juegan este drama y tratar el problema directamente con ellos, a fin de saber las causas, eliminar el problema y evitar este tipo de situaciones en un futuro.
¿Es el virus del acoso laboral o mobbing?
Estos son casos serios y que nuestros colaboradores cuenten con líderes que no propicien ni dejen de lado este tipo de actitudes, si hay un colaborador en particular que está fomentando este tipo de comportamiento con alguno de nuestros colaboradores, sea de manera personal o no, debemos dejar en claro que el acoso laboral está completamente prohibido y, si es necesario, debemos marcar un alto total a la persona que lo está ejerciendo. Recuerda que la negligencia, genera miedo y desconfianza, y estos a su vez, fracturas irreparables en la relación laboral, por eso consideramos al mobbing como un virus, ya que deja secuelas y muchas veces irreparables! Mucho cuidado, puede que te hayas infectado.
Si no hay virus ni bacterias… ¿es antipatía?
Cuando hay pocas personas que se niegan a participar en eventos sociales, no tienen compromiso con su trabajo e incitan a los demás, quejándose públicamente, sobre ciertos factores de la empresa, puede haber un problema de antipatía, más que un problema real; básicamente, este tipo de colaboradores se delatan como personas que sólo están “porque necesitan el trabajo”, y creerás que entonces conseguirá algo mejor y se irá, ¡pero oh sorpresa! estos colaboradores son los menos interesados en irse, así que se quedan soltando su toxicidad, exponiendo ante todos que no hay razones para trabajar, que tal persona no es tan buena o que los eventos o ciertas situaciones debieron haber sucedido de forma diferente, cuestionando el actuar de la empresa. Si tuviéramos que comparar esta situación con una enfermedad, sería con la depresión, donde no necesariamente los problemas externos afectan a nuestra percepción, sino que al parecer hay una sustancia que no se está generando adecuadamente en nuestro cerebro (equipo de trabajo) y eso está afectando nuestra percepción de la realidad (trabajo y productividad).
Hay que tratar la enfermedad
Vamos por partes, de acuerdo con Bruce Tulgan, especialista en fuerza de trabajo, un colaborador de bajo rendimiento, puede ser un empleado tóxico. Así que nosotros recomendamos que identifiques las áreas de menor productividad, revises si hay alguno de estos síntomas, la causa y la trates. De acuerdo con Tulgan
Si no solucionas el problema de bajo rendimiento, envías un terrible mensaje al resto de la compañía.
Asimismo, hacer controles recurrentes, como encuestas de compromiso o satisfacción laboral y, por supuesto, generar buenos canales de comunicación, para que la confianza entre tus colaboradores crezca y puedan expresarse, es fundamental para desarrollar un buen ambiente laboral, mayor productividad, menor deserción y crear, finalmente, una empresa sólida y con mucho crecimiento y futuro. Empieza el año con los colaboradores correctos, así como las situaciones malas generan círculos viciosos, tú puedes generar círculos virtuosos cuidando el núcleo de la salud de tu empresa: tus colaboradores.
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